El Ministerio de Agricultura abre su archivo para narrar, con documentos vivos, la transformación silenciosa que las mujeres rurales protagonizaron durante 50 años de cambios políticos, sociales y culturales.
HoyLunes – El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación abrirá mañana al público la exposición La mujer en el campo: del blanco y negro al color, un recorrido visual y documental que invita a pensar en la transformación social del mundo rural español en el último medio siglo. La muestra —que forma parte del programa España en Libertad. 50 años— reunirá materiales originales del archivo central del ministerio, permitiendo observar cómo el papel de las mujeres del campo ha evolucionado desde los años finales del franquismo hasta la España democrática y contemporánea.
Está previsto que el ministro Luis Planas inaugure oficialmente la exposición este lunes 24 de noviembre a las 12:00 horas en la sede del Palacio de Fomento. Responsables del archivo central acompañarán el acto para explicar los criterios de selección de los fondos y el marco histórico en el que se inserta esta propuesta. La inauguración también podrá seguirse en línea a través de la web del ministerio, y contará con la actuación del dúo rural Ixeya, cuyas composiciones evocan las tareas tradicionales, los sonidos del campo y la memoria transmitida entre generaciones.
La muestra permanecerá abierta del 24 de noviembre al 12 de diciembre, permitiendo que estudiantes, investigadores, medios y ciudadanía puedan conocer una parte del patrimonio documental que sostiene la historia laboral, cultural y social del país.
Uno de los ejes más significativos de esta exposición es la apertura parcial del archivo central. No se trata solo de mostrar fotografías antiguas, sino de permitir que la ciudadanía contemple de primera mano documentos que, durante décadas, han custodiado la memoria institucional del campo español.
Las imágenes seleccionadas evidencian dos realidades superpuestas:
el blanco y negro, símbolo de una época en la que el trabajo femenino quedaba invisibilizado, subordinado o absorbido por la narrativa oficial;
el color, que marca el despliegue de derechos, oportunidades y reconocimiento alcanzado con la democracia.
En las primeras fotografías, las mujeres aparecen realizando labores esenciales para la economía familiar y nacional, pero sin presencia jurídica ni visibilidad pública. En las más recientes, el color revela un paisaje distinto: mujeres liderando explotaciones agrarias, dinamizando cooperativas, innovando en agricultura sostenible y ocupando espacios decisorios dentro del desarrollo rural.
La exposición propone, así, un contraste que no es meramente estético, sino profundamente político y social: el tránsito hacia un país en el que la mujer rural es un sujeto visible, activo y protagonista de su propio futuro.
Voces, silencios y memoria
Aunque la exposición será oficialmente presentada mañana, el material avanzado por el ministerio permite anticipar un relato que combina historia, emoción y conciencia crítica. No es un homenaje superficial, ni una evocación nostálgica. Es, más bien, una invitación a mirar de frente la estructura que sostuvo —y a veces limitó— la vida de miles de mujeres.
Durante las décadas del franquismo, la identidad de la mujer rural quedó marcada por roles rígidos que condicionaban su libertad económica, educativa y política. Muchas trabajaron en el campo sin reconocimiento legal ni salario adecuado, y su aportación fue sistemáticamente absorbida por la figura masculina del hogar o de la explotación agrícola.
El paso a la democracia abrió caminos inéditos:
acceso a la educación rural,
reconocimiento profesional en el sector agrícola,
participación en cooperativas,
liderazgo empresarial,
políticas públicas específicas para visibilizar a las mujeres rurales,
protección de derechos y mejora de las condiciones laborales.
En este sentido, ‘La mujer en el campo: del blanco y negro al color’ es también un acto de justicia simbólica, un recordatorio de que el progreso se escribe gracias a miles de historias personales que rara vez ocupan un titular.
Un programa educativo para entender el archivo
Junto a la exposición, el Ministerio ha diseñado la actividad educativa “Archivos para una educación en igualdad”, dirigida a estudiantes de bachillerato de la Comunidad de Madrid. Este programa —que comenzará su primera sesión tras la inauguración— propone una visita-taller en la que el alumnado podrá analizar fuentes primarias, comprender el trabajo archivístico y reflexionar sobre los cambios legislativos, culturales y sociales que han afectado a las mujeres del campo.
El objetivo no es solo transmitir historia, sino fomentar pensamiento crítico y memoria democrática. Al trabajar directamente con documentos originales, los estudiantes podrán entender cómo se construye el relato institucional, qué silencios deja atrás y qué historias emergen cuando se revisa el pasado con perspectiva de igualdad.
Una mirada desde el presente: ¿qué nos revela esta exposición hoy?
Más allá de su contenido histórico, la muestra llega en un momento en el que el mundo rural español atraviesa transformaciones profundas: despoblación, digitalización, transición ecológica, nuevos modelos productivos. En todos estos escenarios, la presencia de las mujeres resulta decisiva.
El gesto del Ministerio de abrir su archivo no es solo un acto cultural; es una declaración institucional que subraya la importancia de seguir avanzando en políticas de igualdad, reconocimiento y desarrollo rural sostenible. Al conectar la memoria del pasado con las realidades del presente, el mensaje es claro: construir un país más justo implica mirar de frente a quienes lo sostuvieron en silencio.
A la espera de su inauguración oficial, ‘La mujer en el campo: del blanco y negro al color’ se anuncia ya como una propuesta cultural y social de gran valor público. No es solo una exposición: es una herramienta educativa, un ejercicio de memoria democrática y un recordatorio de que la igualdad no se alcanza sola, sino gracias a instituciones que asumen su responsabilidad histórica.
Al presentar esta muestra, el Ministerio reafirma un compromiso fundamental: reconocer la dignidad de quienes sostienen el mundo rural y acompañar con políticas públicas un futuro en el que la igualdad no sea una aspiración, sino una realidad cotidiana.
Un país que mira sus archivos con honestidad está mejor preparado para mirar hacia adelante.
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